La “pequeña aleta de Nemo” podría tener una explicación científica gracias a un estudio de la Universidad de Glasgow y la UC
noviembre 21, 2022
El pez payaso es un pequeño pez marino, que forma parte de la fauna marina de los arrecifes de coral. Se distribuye por el Mar Rojo y los océanos Pacífico e Índico, especialmente en la gran Barrera de Coral de Australia, Tailandia, Malasia y Taiwán.
Popularizado por la película “Buscando a Nemo”, esta especie pertenece a la familia Pomacentridae (donde también se encuentra el “Pez Damisela”), se caracteriza por su sedentarismo y fuerte territorialidad, aspectos que se muestran en la película animada de Pixar. Pero algunos, como el protagonista del film, pueden tener una aleta más corta.
El hallazgo, basado en el pez payaso de aleta naranja (Amphiprion chrysopterus, por su nombre científico) de una población salvaje de Moorea en la Polinesia Francesa, detalla que, “el flujo de agua o fuertes corrientes donde viven los peces adultos puede afectar la forma del cuerpo como las aletas, y provocar un crecimiento más lento e inclusive determinar la supervivencia de sus crías”, explica el profesor de la Facultad de Ciencias Biológicas UC y co-autor del estudio, Ricardo Beldade.
El profesor Beldade lleva más de una década trabajando en peces marinos de la familia Pomacentridae, sobre todo el Pez payaso. Durante el proceso, se ha hecho varias preguntas de eco-evolución relacionadas con dispersión y cambios ambientales.
“La importancia de la actual investigación, que fue publicada recientemente por la revista Functional Ecology, es que nos permite estudiar procesos eco-evolutivos que son determinantes en los factores ambientales que impactan en la dinámica y supervivencia de la población del pez payaso”, enfatiza. De hecho, agrega que “podrían clarificar la capacidad de los organismos de ajustarse o adaptarse a ambientes o hábitats en cambio, de generación en generación”.
“Si bien los animales viven en entornos en los que muchos factores externos pueden inferir en su desarrollo, en el ámbito marino la mayoría de los peces tienen un ciclo vital dividido en dos partes: una etapa adulta menos móvil, y otra donde las crías pueden dispersarse a lo largo de grandes o cortas distancias en aguas abiertas antes de elegir un entorno adecuado (un hogar) para crecer, el cual puede ser diferente al de sus padres”, añade el académico.
Daphne Cortese, quien fue estudiante de doctorado del profesor Beldade en el CRIOBE y actualmente es investigadora postdoctoral en la Universidad de Glasgow en Reino Unido, asegura que esta investigación es fundamental para la supervivencia en las poblaciones silvestres.
“En este estudio, vimos que el flujo de agua en el entorno de los padres y de las crías influía en rasgos como la forma de las aletas, pero fue el flujo de agua del entorno de los padres el principal determinante de la supervivencia de las crías. Sin embargo, no sabíamos hasta qué punto estas diferencias en las características provienen de sus padres y del entorno en el que viven, a través de los genes u otra transmisión parental en el que se desarrollan las crías”.
Y añade: “En general, estos resultados sugieren las consecuencias de asentarse y vivir en diferentes ambientes con probables compensaciones entre los rasgos de los padres y de las crías, y la supervivencia en las poblaciones silvestres”.
Si bien la investigación está enfocada en el pez payaso de aleta naranja, los investigadores no descartan que el tipo de mecanismo que se evidenció en esta especie, exista también en otras especies modelo, ya que comparten ciclos de vida igualmente complejos. “Tales mecanismos regalarán una capacidad de ajuste a ambientes variables, algo que también es muy común en el mar”, dice el profesor Beldade y finaliza: “Chile posee una multitud de ecosistemas de la Antártida (llevados) a la Isla de Pascua (tropicales), pero la capacidad de los organismos de cambiar sus genes o su forma y funcionamiento en función de la variación del ambiente, es una problemática transversal a todos ellos”.