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Una nueva especie para la ciencia pero en peligro crítico

mayo 3, 2022


photo_camera Nicotiana rupicola es el nombre científico de esta especie y Tabaco Cimarrón de Coquimbo, podría ser su nombre común; Créditos: Nicolás Lavandero

Esta es una especie rara y muy poco conocida: de hecho, se acaba de describir para la ciencia en enero de este año. El hallazgo ocurrió en 2020, cuando los botánicos Phillipe Dandois y Claire de Schrevel, encontraron una planta de llamativa fisonomía en el histórico Fuerte Lambert, en la ciudad de Coquimbo.

Intrigados, le enviaron las fotografías a Nicolás Lavandero, investigador asociado del Departamento de Ecología de la Pontificia Universidad Católica de Chile, quien partió a investigarla.

“Nos dimos cuenta de que era una especie del género Nicotiana, mismo género del tabaco, pero que no coincidía con ninguna de las especies descritas hasta el momento”, cuenta Nicolás, quien más tarde, después de hacerle análisis moleculares junto a Ludovica Santilli, botánica del Museo Nacional de Historia Natural, confirmaría que se trataba de una especie nueva.

Nicotiana rupicola es un arbusto de hasta dos metros de alto, con hojas redondas que pueden ser del porte de una mano adulta, cubiertas de pelos transparentes y de una consistencia suculenta y húmeda al tacto. Sus flores están agrupadas en un racimo compacto, lleno de flores tubulares pequeñas, similares a una trompeta, de color amarillo.

Créditos fotografía: Esta especie mide dos metros de alto, con hojas redondas que pueden ser del porte de una mano adulta; por Nicolás Lavandero.

Pertenece al género Nicotiana, un grupo de plantas presentes en América, África, Australia y el Pacífico austral que tiene 60 especies, siendo la más conocida la planta del tabaco (Nicotiana tabacum). “Si bien esta nueva especie no tiene nombre común, se le podría llamar tabaco cimarrón de Coquimbo, ya que la especie más parecida a ella se le conoce como tabaco cimarrón (Nicotiana solanifolia)”, explica el investigador.

Localización

Según Nicolás Lavandero, este podría ser un caso de microendemismo, ya que su hábitat es muy restringido. “Hasta el momento solo se le conoce en dos lugares: el sector de Fuerte Lambert, en Coquimbo, y al norte de Caleta Chungungo, en la misma región”.

Dice y agrega: “Es súper importante destacar que, a pesar de que uno pensaría que un sector aledaño a la ciudad estaría muy explorado desde el punto de vista botánico, esta especie pasó por años inadvertida. Coquimbo fue una zona de paso obligada de los naturalistas y estudiosos que se dirigían al norte de Chile en barco, y hasta el día de hoy nadie le había prestado atención”.

La mejor fecha para observarla con hojas y flores en su máximo esplendor es a finales de octubre y principios de noviembre, en años en que haya llovido harto en la costa de Coquimbo”. La especie está muy asociada a los roqueríos costeros.

En peligro crítico

Debido a su reducida área de distribución (apenas 8 kilómetros) será propuesta como “En peligro crítico”, según el Reglamento para la Clasificación de Especies (RCE). Una de sus principales amenazas, explica Lavandero, es el desarrollo inmobiliario costero, que puede destruir su limitado hábitat.

Créditos fotografía: Hasta el momento solo se le conoce en dos lugares: el sector de Fuerte Lambert, en Coquimbo, y al norte de Caleta Chungungo, en la misma región”.

“En particular, la población de Fuerte Lambert está a escasos metros de la
ciudad, en sitios que son usados como lugares de recreación por las personas, lo que causa pisoteo de la flora, acumulación de basura, fogatas. Además, este sector se ha popularizado como sitio de escalada deportiva, lo que ha ocasionado que muchos ejemplares de la especie hayan sido pisoteados, podados e incluso removidos de las rocas por parte de escaladores”.

“Por último, el hábitat de esta especie estará fragmentado por el proyecto minero Dominga, que está justo entre medio de las dos poblaciones conocidas de Nicotiana rupicola. Es muy probable que, dadas las similitudes de hábitat, la especie pueda estar en el área de influencia de la mina, lo que causaría un daño irreparable a su población”, finaliza.

Gestión de Prensa: Nota original de Montalva W. para Revista el Domingo, El Mercurio.



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