Agricultura celular: ciencia, sostenibilidad y el futuro de los alimentos
noviembre 5, 2024
La agricultura celular es una técnica altamente innovadora, ya que implica un enfoque completamente nuevo para producir alimentos de origen animal o vegetal, sin tener que recurrir a la cría, sacrificio o cultivo masivo de organismos completos. Y si bien, depende de tecnologías como la ingeniería genética o la biología molecular para hacer crecer células específicas en un entorno controlado, puede ayudar a disminuir el impacto ambiental: algo muy relevante en un contexto de cambio climático y creciente demanda de alimentos.
El académico de la Facultad de Ciencias Biológicas de la Pontificia Universidad Católica de Chile, Hugo Olguín, es reconocido por sus investigaciones y contribuciones en el campo de la biotecnología y la agricultura celular. El científico ha centrado gran parte de su trabajo en el estudio de células madre y sus aplicaciones en la producción de alimentos sostenibles, especialmente en el contexto de la carne cultivada y otras alternativas alimenticias basadas en biotecnología.
“En términos muy generales para que funcione el proceso de cultivo de células se requiere: obtención de células a partir de biopsias o muestras de tejidos. Las células luego se cultivan en un medio nutritivo dentro de biorreactores para estimular la proliferación y la especialización de las células, generando la materia prima del producto final (por ejemplo, células musculares como fuente celular de la carne)”, explica.
Esto tiene implicaciones importantes no solo para la carne cultivada, sino también para otros productos como lácteos sin vacas o huevos sin gallinas. Además, ha colaborado con diferentes equipos de investigación y universidades en Chile y en el extranjero, apoyando el desarrollo de biotecnologías sostenibles para la producción de alimentos.
Consultado sobre este tipo de agricultura, el académico UC, reconoce que “los costos de producción son todavía muy altos, debido al alto valor de los medios y suplementos de cultivo celular y los bioreactores. La transición desde laboratorios a plantas de producción presenta desafíos técnicos relacionados con la replicación y el control de calidad. En otro ámbito, los marcos regulatorios para alimentos cultivados en laboratorio están en desarrollo y varían según el país, lo que puede crear incertidumbre y barreras para la comercialización”.
El profesor UC también apunta a un factor no menos importante: la desinformación y escepticismo. “Son fenómenos bastante comunes cuando surgen nuevas tecnologías disruptivas, especialmente en áreas tan sensibles y profundamente arraigadas en la cultura como la producción de alimentos”, recalca.
Y es que hay varios factores que contribuyen a este fenómeno, que van desde aspectos científicos y tecnológicos, hasta culturales, éticos y económicos. Para muchos, la idea de “cultivar carne en un laboratorio” o “hacer alimentos sin animales” puede sonar extraño o incluso difícil de creer, especialmente porque los procesos biotecnológicos son complejos y no siempre fáciles de entender para el público general. El hecho de que involucre cultivar células en biorreactores, bioimpresión y medios de cultivo especiales genera una sensación de misterio y desconfianza. La falta de comprensión técnica también hace que sea más fácil para ciertos medios o figuras generar mitos o distorsionar lo que realmente implica el proceso.
Es por este motivo que el profesor Olguín ha trabajado con diversas startups y empresas biotecnológicas que están en la vanguardia de la carne cultivada y la proteína de origen celular, apoyando el desarrollo de plataformas que permitan la producción de estos productos de manera más económica y accesible. También se ha enfocado en la educación y transparencia para combatir la desinformación. “A medida que los consumidores se familiaricen más con el proceso de producción de la agricultura celular y se demuestren sus beneficios tangibles (en términos de sostenibilidad, ética y salud), es probable que haya una mayor aceptación”.
Los avances en la regulación y en la creación de estándares de seguridad también son fundamentales para aumentar la confianza del público. Pero ¿de qué manera la agricultura celular contribuye a la sostenibilidad ambiental en comparación con la agricultura y ganadería tradicionales?
“Existen varios aspectos potencialmente positivos en este frente, ya que se reducirían las extensiones de tierra y consumo de agua asociados a la práctica tradicional. En el caso de la producción de carne en el laboratorio, se vería reducida la producción de gases de efecto invernadero producido por el mismo ganado. Finalmente, el menor uso de tierras para uso agrícola, así como de pesticidas y antibióticos ,entre otros, generaría un impacto positivo en la recuperación de ecosistemas, la biodiversidad y la reducción de transmisión de agentes infecciosos que pudiesen ser resistentes a antibióticos afectando a distintas especies incluida la humana”.
El beneficio puede ser variable, especialmente en regiones afectadas por la escasez de recursos. “Se estima que a través de la agricultura celular se permitiría producción local, reduciendo la dependencia de largas cadenas de suministros. Por otra parte, puede ser una práctica más resiliente al ser menos susceptible de condiciones climáticas estacionales o extremas”, finaliza.
Gestión de prensa: Entrevista publicada por El Mercurio