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La vacuna “made in Chile” contra el Covid-19

abril 28, 2020


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¿Cuándo estará la vacuna contra el Covid-19? Esa es la pregunta que se hacen millones de personas en todo el planeta. Incluido Alexis Kalergis, académico de la Facultad de Ciencias Biológicas, director del Instituto Milenio de Inmunología e Inmunoterapia (IMII) e investigador del Consorcio Tecnológico en Biomedicina Clínico Molecular (BMRC).

Desde diciembre pasado que comenzó a recabar información del Covid-19. Primero se pensaba que se trataba de un nuevo tipo de SARS, una forma grave de neumonía surgida en China a fines de 2002, que se expandió a una veintena de países con una mortalidad en torno al 18%. A poco andar se descubrió que se trataba de otro virus, que se fue dispersando rápidamente hasta ser declarado pandemia por la Organización Mundial de la Salud (OMS).

Alexis Kalergis y su equipo crearon una vacuna contra el virus sincicial, el principal causante deenfermedades infecciosas respiratorias en lactantes y niños pequeños. Es la única en el mundo que puede ser aplicada en recién nacidos y que les ha valido una serie de reconocimientos, tanto en Chile como en el extranjero. Les tomó quince años, pero acumularon un conocimiento clave para avanzar hacia su segunda vacuna contra el metapneumovirus. Este virus es causante de neumonía por infecciones respiratorias, y actualmente está en proceso de manufactura para generar más de 25 mil dosis en Estados Unidos.

Toda esta experiencia son la base para encontrar el antídoto contra el coronavirus.

Así, desde enero pasado, el Dr. Kalergis y su equipo se abocaron a la tarea de crear una vacuna nacional contra el Covid-19. ¿En qué consiste? Como responde el propio investigador: “En proteínas o fragmentos de proteínas de SARS-CoV-2, deducida desde su material genético, que elegimos de acuerdo a su capacidad de inducir una respuesta inmune favorable para la eliminación del virus en ausencia de inflamación excesiva”.

Actualmente, se encuentran probando cuatro estrategias de vacunación utilizando estas proteínas, “que básicamente consisten en diferentes combinaciones de las proteínas seleccionadas junto con moléculas inductoras de la respuesta inmune. Una de ellas es una estrategia equivalente a la que usamos exitosamente para desarrollar la vacuna contra el virus respiratorio sincicial”, expresa el académico.

En este trabajo tienen una participación importante jóvenes científicas y científicos de nuestra universidad, “quienes han demostrado compromiso y dedicación, y ven en esta investigación una manera de acercar el conocimiento científico y su quehacer universitario a la ciudadanía”, releva el investigador. Con su trabajo intelectual y experimental, Jorge Soto, Angello Retamal, Gisela Canedo, Mariana Ríos, Daniela Rivera y Alejandro Piña, están intentando construir el prototipo de la vacuna.

Como parte del equipo académico de la UC que apoya este proyecto participan también Katia Abarca de la Facultad de Medicina, José Vicente González de la Facultad de Química, y  Susan Bueno y Pablo González de la Facultad de Ciencias Biológicas.

El largo camino de una vacuna

“Es importante tener muy claro que estos procesos toman tiempo y que requieren una serie de estudios preclínicos y clínicos, que deben cumplir con regulaciones bastante estrictas”, se apresura a aclarar el investigador. Con cifras que ya van en más de 2 millones de infectados y en torno a las 140 mil muertes, y que aumentan cada día, los ojos del mundo están puestos en esta vacuna y los científicos que buscan crearla.

A diferencia de lo sucedido con otros virus, China difundió el código genético del Covid-19 muy rápidamente. Con esto se inició una verdadera carrera en distintos países del mundo por desarrollar la vacuna. Si bien lideran Estados Unidos y China, según la prestigiosa revista científica Nature existen, al 8 de abril, 115 proyectos en marcha en todo el mundo, en distintas etapas de desarrollo

En general, implica diseñar constructos de vacuna o su base, por ejemplo, producir los antígenos correctos que se van a atacar, las proteínas virales que son blanco del sistema inmune. Luego, se realizan pruebas en modelos animales para demostrar su efectividad y seguridad. Una vez que se establece la seguridad y eficacia, se puede avanzar con las pruebas clínicas en seres humanos. Si producen la respuesta inmune y protección esperadas, solo entonces se fabrican de manera masiva.

“El diseño y generación de la formulación es relativamente estándar, ya que hemos realizado previamente en el laboratorio otras vacunas para virus respiratorios”, afirma el dr. Kalergis. “Lo más desafiante vendrá una vez que se tenga la formulación y se haya evaluado que a nivel de laboratorio esta vacuna induce inmunidad. En esa etapa, es necesario generar dosis en condiciones aptas para su uso en humanos, de acuerdo con las regulaciones nacionales e internacionales”, agrega.

A nivel mundial, según un artículo de la BBC, actualmente no se cuenta con muestras del virus contra las cuales probar las vacunas. Tampoco se tienen los anticuerpos para saber está en buen estado. Y se necesita establecer en qué animales se debe probar, por lo que se espera que su desarrollo tome varios meses.

A esta dificultad se suma el hecho que “en Chile no existen plantas de producción de vacunas aptas para uso en humanos, por lo que se debe realizar en el extranjero”, afirma el investigador. “Cuando se obtienen, es necesario realizar una serie de pruebas para comprobar su seguridad y corroborar su capacidad de inducir inmunidad. Luego, vienen otras etapas muy desafiantes, que son los estudios clínicos”, prosigue.

Si bien el equipo del Dr. Kalergis se encuentra “compitiendo” en la carrera internacional contra el Covid-19, las técnicas difieren entre sí. “Las otras vacunas que se están probando tienen formulaciones diferentes”, afirma el académico y añade: “Por ejemplo, las vacunas que están actualmente en estudios clínicos están basadas en inmunización con material genético del virus (ADN o ARN). En nuestro caso, nos basamos en el uso de proteínas del virus y con estrategias de inmunización diferentes a los utilizados en las vacunas creadas por otros grupos de investigación”.

Además, explica, “hemos combinado el concepto de inmunidad tradicional con la inducción de inmunidad entrenada. Esto, gracias a estudios previos hechos por nuestro grupo, en que hemos demostrado que la inmunidad entrenada puede contribuir a disminuir la susceptibilidad a la enfermedad causada por virus respiratorios”.

Pero surge la pregunta: Si ya se han anunciado pruebas de la vacuna en humanos y es posible que tengan un producto comercial a corto plazo… ¿de qué serviría contar con una vacuna nacional en un plazo posterior?

Para partir, como responde el investigador, “muchas vacunas resultan ser no exitosas en las etapas de estudios clínicos, o puede ocurrir que estas estrategias de vacunación inducen una inmunidad débil o no son apropiadas para todas las poblaciones. Por lo tanto, es importante trabajar en alternativas que se originan desde la creatividad de nuestros investigadores. Si alguna de estas vacunas resultara exitosa y se licencia para su uso, no significa que se deben detener los esfuerzos en generar vacunas alternativas, pues este virus es nuevo y no podemos predecir su comportamiento. Es posible que el virus pueda cambiar en el futuro y vacunas disponibles dejen de funcionar, y sea necesario utilizar estrategias diferentes para poder inducir inmunidad”.

Pero más allá: “Es importante destacar que el desarrollo nacional de vacunas es una estrategia que debemos promover para asegurar el acceso de nuestra población a estas herramientas de salud, que son críticas para el bienestar de la ciudadanía. El depender exclusivamente de la importación de vacunas desarrolladas en otros países nos expone a situaciones de carencia e inequidad, como las que han afectado en ocasiones a nuestra población”, concluye Alexis Kalergis.

La UC en la lucha contra el Covid-19

A fines de marzo, el Gobierno estableció la Mesa Social Covid-19, una instancia de coordinación y colaboración para definir la política nacional que busca enfrentar la pandemia. Está conformada por autoridades de gobierno, alcaldes, académicos y profesionales de la salud. Entre ellos, el rector Ignacio Sánchez.

Para apoyar este trabajo, se creó la “Mesa de trabajo Social COVID-19 – UC”, un equipo de trabajo liderado por la Vicerrectoría de Investigación en coordinación con otras universidades, instituciones, empresas y organizaciones no gubernamentales. Como explica su coordinador general, el vicerrector Pedro Bouchon, “estamos aportando en diversos ámbitos que apuntan proveer soluciones concretas para abordar los desafíos que impone esta pandemia”.

Se apunta a la obtención de resultados de corto plazo, incluyendo por ejemplo, equipamiento de protección personal y cicladores ventilatorios, programas de detección masiva de personas infectadas con base comunitaria vinculada a Centros de Atención Primaria, escalable a nivel nacional, así como estrategias para amplificar las capacidades de equipos de diagnóstico existentes.

Como agrega Bouchon, “también estamos aportando en la elaboración de políticas de corto y mayor plazo, como por ejemplo, en los ámbitos económicos, de salud mental y de la educación, y proyectos de amplio impacto como el desarrollo de esta vacuna, que si bien requiere por cierto un largo trecho por recorrer, está avanzando en forma sostenida. Este proyecto lo apoyamos muy de cerca, en conjunto con el director de Transferencia y Desarrollo, Alvaro Ossa, pues se requiere mucho apoyo en las relevantes etapas que vienen”.

“La UC ha apoyado desde un inicio todas las iniciativas de nuestro laboratorio para desarrollar vacunas. Contamos con el apoyo de académicos de la Facultad de Ciencias Biológicas, la Facultad de Medicina y también de parte de la Dirección de Transferencia y Desarrollo, y de la Vicerrectoría de Investigación, quienes han puesto a disposición todas sus capacidades para apoyar el progreso de esta investigación”, afirma Alexis Kalergis.

Asimismo, destaca el aporte que han hecho científicas y científicos jóvenes, como parte de sus programas de estudios de pregrado, doctorado y postdoctorado, “quienes con gran entusiasmo, capacidad y dedicación han hecho posible que estemos pronto a contar con los resultados de I+D necesarios para escalar a la siguiente etapa”, releva el investigador. Como también subraya la labor de los Comités Ético-Científicos de la UC y del Centro de Innovación en Modelos Biomédicos Experimentales, CIBEM; así como de los equipos administrativos que participan en varias de las instancias necesarias para avanzar con el proyecto.

Gestión de Prensa: Nota original de Nicole Saffie, Editora Web Home UC



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