¿Cuál es el impacto ambiental de un escape masivo de salmones?
julio 1, 2020
En la Región de Los Lagos, específicamente en el Seno de Reloncaví, se produjo un masivo escape de salmones desde el centro de cultivo “Caicura” que es operado por la empresa Salmones Blumar S.A. que se dedica a la acuicultura, crianza, producción y cultivo de Salmónidos.
La empresa explicó mediante un comunicado que el problema fue originado por el fuerte viento cordillerano en la zona durante los últimos días, lo que ocasionó la caídas de 16 de las 18 jaulas. Sin embargo, el incidente está siendo investigado.
Debido a las condiciones climáticas adversas en la zona, se vieron afectados 16 de un total de 18 contenedores que mantenían 875.144 peces de la especie Salmón del Atlántico, con un peso promedio de 3,828 kilos.
Esta especie de salmón es un carnívoro de agua fría no-nativo. En una primera etapa desarrolla su ciclo de vida en agua dulce y luego es transportado al mar para su cultivo que se realiza en la zona sur del país, entre las regiones de la Araucanía y Magallanes.
Según el Registro Nacional de Acuicultura, existen alrededor de 1000 centros de cultivo en el mar, con un promedio de 10 hectáreas y 200 centros de cultivo en tierra.
Chile es uno de los principales productores mundiales de salmones de cultivo y trae para la economía en nuestro país cuentas alegres pero impactos negativos en el ecosistema marino.
“Existen muy pocos estudios en Chile sobre el impacto de la fuga de salmones en ecosistemas. Esto demuestra la incapacidad de la industria para comprender el abanico de impactos sobre la fauna nativa que puedan surgir desde sus faenas”, nos cuenta el profesor Alejandro Perez-Matus.
Sobre el escape de salmones y el consumo de fauna nativa local, nos encontramos solo con un documento escrito que se realizó en los años noventa (Ver referencia: EduardoSoto, 1997) donde se demostró que los salmones en fuga, no presentaban amenazas para la fauna local ya que el contenido estomacal de los peces estaba vacío o se encontraba con alimento de salmones; indicando que estos volvían a alimentarse cerca de las balsas-jaulas.
Para el académico FCB, este trabajo está desactualizado, debido al crecimiento de la industria en el ecosistema de fiordos de la Patagonia a la fecha.
“El consumo de especies nativas por aquellas no-nativas como los salmones podría ser solo uno de los impactos directos que puede generar el escape de estos grandes depredadores. Otro, puede ser el traspaso de enfermedades debido a las altas concentraciones de antibióticos que se utilizan durante el desarrollo de estos peces”, asegura el Dr. Perez-Matus.
“Es importante destacar el impacto de estas industrias sobre la fauna local al transformar el paisaje. Esto quiere decir que los ecosistemas locales se transforman en “trampas ecológicas” que son escenarios de cambio ambiental rápido que genera la instalación de estas balsa-jaulas, generando un hábitat de baja calidad. Muchos organismos nativos pueden preferir establecerse en hábitats de baja calidad”, agrega.
¿Qué medidas debería tomar el Estado?
Expertos optan por una mayor presencia de investigación y regulación de faenas como se hace en otros países como Noruega donde hay salmonicultura intensiva.
“El estado debería exigir a la industria salmonera que posee un gran prontuario de estos eventos, una mayor regulación de sus faenas e implementación de investigación científica sobre el real impacto que generan”.
“Es necesario evaluar de forma anual sobre antecedentes de escape, métodos de recaptura y evaluación de riesgos para los siguientes peligros: introgresión genética del salmón de cultivo en poblaciones silvestres, efectos reguladores de los ectoparásitos del salmón y enfermedades virales en las poblaciones silvestres”, finaliza el Dr. Alejandro.
La industria salmonera en Chile sigue siendo objeto de fuertes críticas por parte de ambientalistas y científicos por el uso intensivo de antibióticos y el impacto medioambiental de las jaulas de producción que contienen una gran cantidad de plástico que llegan a las costas luego de marejadas y eventos climáticos.
Cabe mencionar que no es primera vez que ocurre una fuga masiva de salmones. A mediados de 2018, unos 600.000 ejemplares escaparon desde un centro de cultivo de la unidad local de la empresa noruega Marine Harvest en la misma zona.
¡Te invitamos a conocer más del trabajo que hace el profesor Alejandro Perez-Matus en su Laboratorio Subelab!