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Los desafíos de la ciencia en la tecnología para observar especies marinas que viven a profundidades extremas

abril 12, 2023


photo_camera Tokyo University of Marine Science and Technology (TUMSAT)

A una profundidad de 8.336 metros justo por encima del lecho marino, un pez caracol joven se ha convertido “en el pez más profundo jamás filmado por científicos” durante una exploración en el Océano Pacífico Norte.

La odisea fue realizada por científicos de la Universidad de Australia Occidental y la Universidad de Ciencias y Tecnologías Marinas de Tokio, quienes se encontraban filmando como parte de un estudio sobre las poblaciones de peces más profundas del mundo, el cual lleva 10 años.

La especie desconocida de Pseudoliparis, es un pez poco estudiado precisamente porque habita en profundidades marinas, a las cual la tecnología era incapaz de llegar.

“Físicamente tiene un cuerpo alargado y semitraslúcido, que le permite camuflarse cuando detecta que está en peligro; sus órganos son alargados para aguantar la enorme presión del fondo marino en el que vive, y su largo es de 20 centímetros (del que se tenga registro). Tiene una cabeza grande, una mandíbula retráctil y unos pequeños y afilados dientes que le permiten alimentarse de minúsculos crustáceos y de peces de menor tamaño que deambulan en el fondo del mar”, lo describe Alan Jamieson, biólogo marino del Centro de Investigación de Aguas Profundas Minderoo-UWA, y quien estuvo a cargo de la expedición.

La filmación fue posible gracias a tres “landers” (robots marinos automáticos equipados con cámaras de alta resolución) que fueron lanzados en las trincheras de Japón, Izu-Ogasawara y Ryukyu, a diferentes profundidades.

Créditos fotografía: Actualmente el Dr. Alejandro Pérez Matus es académico del departamento de Ecología de la Facultad de Ciencias Biológicas de la UC y director del Núcleo Milenio para la Ecología y la Conservación de los Ecosistemas de Arrecifes Mesofóticos Templados

Unos días después, el equipo recolectó dos peces en trampas a 8.022 metros de profundidad en el mismo sitio. Estos peces caracol, Pseudoliparis belyaevi, fueron los primeros recolectados a profundidades superiores a los 8.000 metros. De hecho, la última vez que se divisaron fue a los 7.703 metros en 2008.

Las imágenes captadas han dado la vuelta al mundo no solo por los nuevos descubrimientos marinos que han suscitado en el ultimo tiempo, sino que también por los desafíos que implica la tecnología, la cual es costosa imposibilitando a los científicos seguir investigando. Al respecto, el académico de la Facultad de Ciencias Biológicas de la Pontificia Universidad Católica de Chile, Alejandro Pérez Matus, comentó a Las Ultimas Noticias acerca de las tecnologías marinas presentes en Chile.

“Nosotros, en el Núcleo Milenio, también usamos estas cámaras remotas con cebo para atraer especies y de esa manera caracterizar la diversidad y explorar estos arrecifes en que hemos encontrado nuevas especies”, compara el también investigador de Núcleo Milenio para la Ecología y la Conservación de los Ecosistemas de Arrecifes Mesofóticos Templados (NUTME) en relación con la enorme inversión que requieren este tipo de expediciones, que incluyen costosos robots submarinos.

Sin embargo, “después de los 100 metros bajo el mar, la observación es mínima. En las fosas, en términos ecológicos, la información es casi nula”, precisa.

La importancia de estudiar especies marinas permiten comprender más respecto a sus características. Un claro ejemplo de aquellos esfuerzos se vieron visibilizados en la Expedición a la Fosa de Atacama, la cual descendió a 8000 metros hasta llegar a las profundidades oceánicas en donde también se pudo detectar este pez caracol en tierras chilenas.



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