El miércoles 8 de enero, científicos de la Universidad de Concepción, Pontificia Universidad Católica de Valparaíso y Pontificia Universidad Católica de Chile recorrieron las instalaciones del buque “Cabo de Hornos”. La finalidad de esta visita fue ver el equipamiento con el que cuenta la embarcación y que según Peter von Dassow, profesor en oceanografía de la Pontificia Universidad Católica de Chile, les permitirá llevar a cabo la primera expedición del Instituto Milenio de Oceanografía en la que estudiarán los grandes remolinos que conectan las aguas productivas de la costa con el océano abierto y profundo (procesos de mesoescala). Para ello realizarán estudios oceanográficos en el Archipiélago Juan Fernández durante 21 días.
Este nuevo buque de investigación científica es uno de los más modernos de Latinoamérica y está dotado con tecnología de punta para realizar investigaciones en oceanografía, meteorología, hidrografía y pesquería. El Comandante Segundo Patricio Oyanedel y el Jefe de Armas Roberto Tapia, ambos de la Armada de Chile, destacaron que la nave tiene modernos equipos de prospección acústica para investigar los fondos marinos, el movimiento de las aguas y para el reconocimiento de cardúmenes. Además, los motores fueron diseñados especialmente para generar bajos niveles de ruido, lo que permitirá operar de manera eficiente los distintos equipos acústicos. En la plataforma se podrán realizar mediciones que son relevantes para estudios de fenómenos climáticos e interacción océano-atmósfera, para oceanografía operacional, caracterización del fondo y subsuelo marino para la investigación en oceanografía geológica y geofísica, como estudios de las placas tectónicas y continentales, entre otros.
Desafíos mayores
Osvaldo Ulloa, oceanógrafo de la Universidad de Concepción e investigador principal del Instituto Milenio de Oceanografía, señala que uno de los desafíos mayores de realizar estudios científicos en mar abierto es su costo (27.000 dólares diarios). “Está pendiente crear un fondo de financiamiento del buque para los investigadores, proceso que en la actualidad está en debate entre el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (CONICYT), la Subsecretaría de Pesca y la Armada de Chile”, añade el científico. En opinión de Samuel Hormazábal, doctor en oceanografía física y profesor de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso, uno de los retos a nivel técnico está en cambiar el sistema CTD-Roseta para obtener muestras de aguas con volúmenes apropiados para expediciones oceanográficas de aguas profundas. El siguiente desafío consiste en mejorar la capacidad para medir las corrientes en toda la columna de agua. Los sistemas de medición que posee actualmente el buque llegan a una profundidad máxima de ~500 metros, lo ideal es incorporar instrumentos de medición que permitan llegar a una profundidad mayor.
En los próximos diez años, Osvaldo Ulloa, Rubén Escribano, Samuel Hormazábal, Carmen Morales, Óscar Pizarro, Wolfgang Schneider, Cristian Vargas y Peter von Dassow, investigadores del nuevo Instituto Milenio de Oceanografía estudiarán el océano profundo del Archipiélago Juan Fernández, la Isla de Pascua y la Fosa de Atacama.
Información: Jade Rivera