Investigadoras de postgrado UC participaron de congreso de la British Ecological Society 2024
enero 17, 2025
En el Centro de Convención y Arena (ACC en su sigla en inglés) de Liverpool, Inglaterra, se llevó a cabo el congreso de la British Ecological Society, el que reunió alrededor de mil 500 científicas y científicos de todo el mundo en diciembre de 2024.
En la instancia, participaron ponentes de renombre internacional y se desarrollaron sesiones temáticas, talleres y eventos para hacer contactos. Siendo este encuentro anual, una de las actividades que promueve la British Ecological Society para el estudio de la ecología a nivel global.
“European rabbit in Chile: towards a population and community approach for its management”, es el nombre de la presentación que la investigadora UC expuso sobre esta especie invasora.
El conejo europeo es el protagonista del posdoctorado que Paola Correa comenzó en el año 2021, investigación que le ha permitido abordar la problemática de este invasor en el país, además de profundizar sus conocimientos acerca de dinámica poblacional y modelos predictivos. De esta manera, junto a su equipo interdisciplinario de la UC, han logrado varios hitos. Uno de ellos, es hacer una revisión pionera sobre este tema.
“Se han publicado diversos artículos científicos como resultado del trabajo colaborativo postdoctoral con el equipo chileno, español y australiano. Además, hemos demostrado como el conejo está embebido en los diferentes ecosistemas como el patagónico, bosque esclerófilo, ecosistema semiárido y la isla Robinson Crusoe, usando redes tróficas y análisis de datos de cámaras trampa y modelos bayesianos. También, hemos evidenciado que al monitorear la lluvia, productividad primaria y la abundancia de los depredadores, es posible predecir los brotes de los conejos”.
Estas experiencias “ampliaron los conocimientos en el manejo de especies invasoras, reconociendo que para lograr una respuesta eficiente en el control, es indispensable un enfoque holístico para entender mejor el problema ecológico y resolverlo”.
Una de las principales motivaciones de la especialista UC para continuar investigando en este campo de estudio, “es seguir generando conocimiento útil para el manejo de especies invasoras y que ayude a las poblaciones que están afectadas, que no sólo aplique para el conejo europeo, sino para el resto de los invasores que tiene Chile y el mundo”.
A lo que agrega, “mi inspiración siempre ha sido poder entregar soluciones sustentables a largo plazo a los agricultores y tomadores de decisiones respecto a plagas y especies invasoras, y que éstas estén basadas en modelos predictivos con uso de información biológica de las especies, entendiendo que los ecosistemas y sus especies están conectados, y que si entendemos sus relaciones podemos manejar de una forma integrada los cultivos y los ecosistemas”.
En 2016 Paola Correa comenzó su doctorado en ecología en la UC, donde su tesis fue sobre ratones domésticos en Australia y topillos en España. De esta forma, aprendió a analizar los brotes poblacionales de roedores e identificar qué factores influyen en su dinámica, generando un nuevo conocimiento, el que sirvió como puente entre la ecología teórica y el manejo, demostrando cómo el uso de modelos puede dilucidar los mecanismos detrás de los brotes y predecirlos. Sin embargo, como esta investigación fue para Australia y España, decidió en contribución a Chile, hacer un posdoctorado sobre el conejo europeo: invasor que afecta fuertemente a los ecosistemas naturales y productivos de nuestro país.
La candidata a doctora fue una de las tres investigadoras en ganar una beca para participar del encuentro anual de la British Ecological Society en Liverpool, donde expuso su presentación “Tree plantations reduce carbon sequestration in chilean mediterranean soils”, la que abordó el primer capítulo de su tesis doctoral.
Catalina Guerra explica que en su investigación trabajó con un muestreo del suelo que ya estaba hecho por su compañero de laboratorio Ignacio Nuñez -Hidalgo: “Quería saber si es que el cambio de uso de suelo, específicamente, cuando se plantan árboles es equivalente o no a un bosque no plantado en términos de carbono de suelo. Separé las muestras de suelo entre la fracción dinámica y la más estable, para comparar cuánto carbono se secuestra en bosques y monocultivos. Contrario a lo esperado, encontré que entre Coquimbo y Temuco los monocultivos están muy por debajo de los bosques nativos en términos de carbono secuestrado. Fue una sorpresa porque se supone que es una fracción muy estable del carbono en el suelo, pero al parecer, recuperarla no es cuestión de plantar monocultivos para producir fruta o madera”.
“Pareciera que es necesario dejar que el bosque se desarrolle y esté muchos años ahí, y eso importa más que si tengo o no un árbol (…) Por tanto, el manejo forestal intensivo no está ayudando ni mejorando la cantidad de carbono que había en esos suelos, si es que antes había agricultura o matorral, y si es que éste venía de bosque, lo está empeorando”.
Catalina cuenta que como su presentación fue corta, hubo bastante tiempo para preguntas y que se dieron interacciones entretenidas: “Había cosas que sabía que me iban a preguntar, como por ejemplo, qué había antes de que hubiera pino ahí, para saber si eso correspondía o no a los resultados, fue muy interesante. Después tuve la oportunidad de hablar con un profesor con el que tengo ganas de hacer un postdoc y él está súper entusiasmado”.
“Me encantó presentar y la dinámica que se dio después, me llegaron preguntas, propuestas, entonces, fue súper enriquecedor y desafiante, además uno puede ver a muchos estudiantes que están presentando. Siento que gané demasiada experiencia, muchísima”.
La doctorante UC, quien actualmente investiga los impactos de la alteración de la abundancia relativa de tipos de micorrizas debido a las plantaciones de pinos sobre la estabilidad, cantidad y demanda de nutrientes del carbono del suelo en los bosques mediterráneos de Chile, afirma que siguió el camino doctoral porque al trabajar en política como técnica experta en ecología se dio cuenta que es necesario tener un conocimiento más profundo en el área, lo mismo que para temas de innovación: “Más que el sueño de ser la gran académica, es un medio por un que busco alcanzar un objetivo más grande”.
No obstante, reconoce que su amor por la naturaleza viene desde niña, gracias a su abuelo: “Él era un campista empedernido. Fin de semana o día libre que tenía, él agarraba su camioneta y se iba a pescar o al bosque. Muchas veces a mi me llevaba con él, entonces, eso de sentarse de rodilla en el piso y mirar, ver bichitos y hojitas con hongos, viene de mi abuelo. Además, él tenía muchas revistas Selección en su casa, que son todas de biodiversidad, y me sentaba con él a ver Animal Planet. Todas esas interacciones de amor por las plantas, los animales y los honguitos viene de él, sin duda”.
La importancia de atreverse y tejer redes
Al ser consultada sobre algún consejo para aquellas y aquellos estudiantes que quieran participar en congresos, la posdoctorante ANID-UC, Paola Correa, comenta que para quienes comienzan en el mundo de las ciencias lo más importante es atreverse: “Postular a cuanto curso, taller y beca exista. Sólo se pierde tiempo y se puede ganar mucho, yo lo he hecho y gracias a la ciencia, la dedicación y la disciplina he conocido más de 15 países. Sólo hay que intentarlo y dar lo mejor de uno siempre”.
En ese sentido, la doctorante UC, Catalina Guerra, afirmó que casi todos los congresos tienen becas, entonces, uno debe ser “busquilla”: “Hay que ver cuándo se van a realizar, meterse a la página web, ver qué ofrecen las sociedades, cuándo se reúnen, etc. Y una vez estando ahí hay que tratar de hablar con todo el mundo, mandar correos si te interesa trabajar con alguna persona, y ser como una micorriza, estar ahí tratando de hacer redes con los estudiantes que tienen tu edad, quienes eventualmente van a ser tus colegas. Uno le tiene mucho miedo a postular, pero lo peor que te puede pasar es que no te seleccionen, y si no postulaste, nunca lo vas a saber”.
Catalina Guerra se enteró de esta beca cuando estaba realizando su pasantía doctoral en la Universidad de Edimburgo, Escocia. Allá la decana de ciencias biológicas, su profesora guía, la invitó a la Conferencia Internacional sobre Micorrizas 12 (ICOM 12, por sus siglas en inglés) y conoció a la British Ecological Society en su stand, donde supo que se iba a realizar un congreso y que habían becas para estudiantes, en las que el sur global era el foco, así como también Asía y África.
“Luego me enteré que tenía que ser integrante de la BES, pagué la membresía y postulé al congreso y a la beca, la que gané. Fue súper inesperado porque yo dije bueno, voy a postular a la beca porque es necesario tener la experiencia de una postulación a una sociedad, porque si bien lo he hecho para ANID, para becas internas de la U o fondos nacionales, nunca había postulado a una beca internacional, y me pareció una experiencia muy buena. Pienso que fue porque en la ICOM 12 hice muchas redes y me conocieron, pero quizás también fue porque les interesó mi investigación”.
El rol de las científicas en la comunidad académica y sus dificultades
Paola Correa cuenta que desde niña evidenció los problemas que enfrentan las mujeres para participar y destacar en distintos ámbitos.
En ese sentido, sostiene que dentro de la academia una de las principales obstáculos, pese a que se han instaurado métricas para ponderar los años en los que una mujer ha sido madre versus a los hombres, “es que hace falta mucho más para que una mujer deje de pensar si se embaraza o no en medio de una investigación, si tendrá la estabilidad económica para sostener a una familia y ganarse un proyecto nuevo o una plaza con una nueva responsabilidad como la que significa un hijo”.
“Crecí en la academia viendo como las científicas exitosas y de renombre eran las que habían escogido una vida sin familia, y como la sociedad académica aplaudía esta decisión, dejando por fuera todas las científicas que son mamás o que desean serlo. Por eso, en mi perspectiva, los mayores retos que tenemos las mujeres en la ciencia es que exista una paridad entre académicospara ponderar los años en que no se ha podido ejercer la ciencia por cuidado familiar y la inestabilidad que existe para conseguir trabajo, por ello, la deserción de mujeres después del postdoctorado es tan alto”.
En la misma línea, Catalina Guerra comenta que pese a que lleva poco tiempo de carrera, egresó de Biología UC en 2020, ha trabajado gran parte de su carrera con profesoras guías, Aurora Gaxiola en Chile y Thorunn Helgason en Escocia. Y ha tenido la oportunidad conversar con mujeres de gran trayectoria, como es el caso de la Dra. Cecilia Hidalgo, sobre este tipo de temas: “Fue una de las primeras científicas que egresaron de bioquímica de la Universidad de Chile. Ella nos ha contado, en conversatorios de mujeres en ciencia, que las aulas y los laboratorios eran super sexistas. Durante mi carrera también he visto eso, pero ha cambiado gracias a la perspectiva de género”.
“Espero, además, que los porcentajes de participación sigan correspondiendo con lo que pasa en pregrado, donde es 50/50 la cantidad de hombres y mujeres aproximadamente. Ojalá que en las otras estructuras siga cumpliéndose con eso, que no se quiebre en algún punto que es lo que pasa ahora, que en el doctorado entran muchas mujeres, pero al final varias se pierden. Creo que hay todavía cosas más sociales y culturales que están afectando a la permanencia de las mujeres en los roles académicos”.
Sin embargo, la doctorante valora que en la actualidad el rol de las mujeres en las ciencias es más bien rupturista y con sentido de realidad. “Las mujeres siempre se dan cuenta y relevan algunas injusticias, cosas que se han normalizado. Mi profesora allá en Edimburgo siempre tenía en cuenta las diferencias que hay a nivel étnico, racial y del lenguaje, por ejemplo”.
Además destaca que “las científicas también son un ejemplo. Ver mujeres ocupando cargos de poder, de dirección, de jefaturas, y, en este caso, de creación de conocimiento es muy importante, pues genera posibilidades para las que vienen después, porque si ella puede, yo también puedo(…) Ahora tenemos una decana, lo que me parece maravilloso”.
Gestión de prensa: Ignacia Maldonado y Pilar León, periodistas de la FCB