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Los bosques de Chile están más cerca de lo que uno cree

marzo 18, 2016


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“Cuando pensamos en bosques por lo regular se nos viene a la mente los bosques de araucaria o alerce, las grandes extensiones de territorio protegido en la zona austral, y en ocasiones erroneamente se piensa en las plantaciones de pino o eucalipto que dominan el paisaje costero de Chile central”, señala la Dra. Aurora Glaxiola, investigadora del Departamento de Ecología.

Sin embargo, la zona semiárida central alberga la mayor diversidad de especies de plantas y animales así como un alto nivel de endemismo, es decir, especies que sólo viven en esta zona. Por esta razón biológica y porque se estima que históricamente se ha perdido o degradado más del 70% de la superficie original de vegetación nativa, que se la ha definido como un hotspot de biodiversidad. Actualmente, sólo el 2% del territorio de la región centro-sur está incluido bajo alguna categoría de protección en el Sistema Nacional de Áreas Silvestres Protegidas del Estado (SNASPE). No obstante, alrededor de Santiago y en el área metropolitana existen varias áreas protegidas públicas o privadas, que frenan el avance de la deforestación.

La zona central de Chile se caracteriza por su clima mediterráneo, es decir, lluvias de invierno y veranos secos y cálidos. Esta zona cercana a la capital, cuenta aún con áreas significativas de bosques y matorrales esclerófilos bien conservados, los que albergan una gran riqueza y abundancia de especies de plantas y animales.

De acuerdo al experto en ecología de bosques y profesor de la UC, el Dr. Juan Armesto, uno de las principales inconvenientes para proteger la ecorregión mediterránea es que la mayor riqueza de especies se concentra justamente en las zonas más bajas de las motañas y en el valle, es decir, en ambientes silvestres no protegidos en terrenos productivos o urbanos. Otro de los problemas es que el tamaño del territorio resulta insuficiente para mantener poblaciones viables de especies animales de tamaño medio a grande, puesto que las áreas protegidas son muy pequeñas y dispersas, sin conexión entre sí.

Bosques alrededor de Santiago

A pocos kilómetros de la mayor concentración urbana de Chile, se encuentra la Reserva Nacional Río Clarillo, un enclave de vida silvestre, que alberga centenarios peumos, canelos y lingues de espeso follaje, suelos cubiertos de verdes musgos, y bosquetes de ciprés milenario. Un equipo de investigadores liderados por el Dr. Armesto junto a la Corporación Nacional Forestal (Conaf), realizaron un catastro de recursos botánicos nativos e identificaron que las zonas bajas de un área privada de conservación, el fundo El Principal (FEP) albergan tanta riqueza de especies como la de la Reserva Nacional Río Clarillo.

Por ello, resultan importantes las tierras privadas como refugios vitales de conservación en Chile central. La investigación recomienda que el FEP, uno de los últimos valles preandinos cubiertos por vegetación nativa de la Región Metropolitana, se adhiera como área de amortiguamiento para la conservación de la biodiversidad de la Reserva y también de la región central.

Santiago recibe el oxígeno producido por estos bosques, un servicio ecosistémico indispensable, sobre todo en los contaminados días de invierno. El agua y el suelo, son también otros servicios, que proveen los bosques y que son indispensables para la provisión de agua para consumo humano y para la producción agrícola, por ejemplo de la zona de Pirque y otras áreas del valle central.

Hacia la costa, a unos 100 km al norte de Santiago, se encuentra el Parque El Boldo, administrado por la corporación Bosques de Zapallar. “Este parque es muy importante para nosotros así como la serie de reservas privadas en Chile central, pues son las únicas opciones que tenemos para hacer investigación en estos bosques, poder generar planes de restauración de las áreas vecinas más degradadas y realizar una evaluación de servicios ecosistémicos” dice la Dra. Gaxiola.

En la vecindad de la capital de Chile (a menos de 80 km) hay numerosas áreas privadas y públicas de gran belleza, que es necesario visitar, conocer y disfrutar puesto que son las que finalmente albergan la mayor biodiversidad del país en superficies de bosques y matorrales muy limitadas. Entre estas se destacan el Parque Nacional La Campana, la cuesta El Melón, la Quebrada de Córdoba en El Tabo, la Estación de Investigaciones Ecológicas Mediterráneas de la PUC, el Parque Andino Yerba Loca, la reserva privada Altos de Cantillana, el santuario de la naturaleza Cascada de las Ánimas, entre otros.

Información periodística: Jade Rivera.



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