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Los desafíos post “revolución verde” por el Dr. Hannetz Roschzttardtz

marzo 1, 2023


photo_camera El incremento de la población humana ha presentado muchos desafíos. Entre ellos, aumentar la producción de alimentos de manera sostenida, y a veces más eficiente, asegura el académico UC; Getty Images

Hannetz Roschzttardtz es académico de la Facultad de Ciencias Biológicas de la Pontificia Universidad Católica de Chile. Realizó su pregrado en Bioquímica en la Universidad de Santiago de Chile. Realizó dos post doctorados: el primero en el Centro del INRA-CNRS-Université de Montpellier (Francia), donde desarrolló un método para detectar hierro en plantas y tejidos vegetales a nivel celular y subcelular. El segundo en la Universidad de Wisconsin-Madison (Estados Unidos), donde trabajó en el desarrollo de sistema vascular en embriones de plantas. Sus áreas de interés se centran en la capacidad de las plantas para acumular hierro en sus semillas, lo que tiene un impacto agronómico y en la salud humana. A continuación, nos gustaría compartir una reciente columna publicada en Emol, en coordinación con el Proyecto Ciencia 2030 UC, de su autoría.

Zonas muertas, anemia y diversidad: los desafíos post “revolución verde”

El incremento de la población humana ha presentado muchos desafíos. Entre ellos, aumentar la producción de alimentos de manera sostenida, y a veces más eficiente. Un ejemplo reciente, fue la intervención del mundo científico agrícola en la década de los años 1950-1960 con la denominada “Revolución Verde”. En aquel momento se iniciaba un trabajo sistemático de campo que permitió la obtención de variedades semienanas de plantas que tenían la particularidad de ser hiperproductoras de semillas.

De esta manera, se logró con éxito el objetivo de incrementar la producción por hectáreas ¡en un factor de 5 veces! Las principales especies seleccionadas fueron el arroz y el trigo que, en la actualidad, junto con el maíz, representan más del 50% de la producción agrícola mundial. Como consecuencia de esta genial y muy importante intervención, se produjeron más granos por hectárea con un gran impacto en la alimentación humana y animal.

Y aunque no podemos desconocer que la industrialización de los procesos agrícolas para la obtención de granos de las tres especies mencionadas hizo que la disponibilidad de estas semillas aumentara (supliendo necesidades de la industria de alimentos y reportando enormes beneficios), existen consecuencias negativas cuyos efectos aún no reciben la importancia que deberían. Veamos algunos de estos.

Zonas muertas y anemia

En primer lugar, las plantas seleccionadas no solo eran hiperproductoras de semillas, sino que además respondían de mejor manera a fertilizantes nitrogenados. Eso no es de extrañar ya que todas las plantas requieren de nitrógeno, constituyente esencial de biomoléculas como los aminoácidos (constituyentes de las proteínas) o los ácidos nucleicos (como el ADN).

El asunto tiene que ver con la escala, cuánto se usa y en cuánto tiempo. El uso indiscriminado de fertilizantes ha generado contaminación de aguas que terminan en las desembocaduras de océanos y mares, produciendo efectos nocivos como la aparición de las denominadas zonas muertas en las costas: lugares donde la cantidad de oxigeno no permite la vida en el fondo marino. Un caso dramático se ubica en la desembocadura del Rio Misisipi en el Golfo de México: su extensión ha aumentado durante los últimos años, implicando que peces y otros organismos no tengan la posibilidad de sobrevivir por la escasez de oxígeno.

Pero no es todo. ¿Sabías que los granos de trigo, arroz y maíz, que se usan en la industria han perdido valor nutricional en los últimos 60 años, y que un tercio de la población mundial sufre de anemia por falta de hierro? Luego de la introducción de las variedades de plantas semienanas, la cantidad de micronutrientes como el hierro, ha disminuido en los granos. Se sospecha que este fenómeno se debe a efectos aun no conocidos relacionados con las nuevas plantas utilizadas y, no necesariamente, con la calidad de los suelos de uso agrícola.

Diversidad alimentaria

Un tercer punto que quisiera relevar corresponde a una consecuencia indirecta de las políticas de selección de cultivos en la industria agrícola y que es la pérdida de diversidad alimentaria. Como comenté anteriormente, los mega cultivos de arroz, trigo y maíz, representan más del 50% de los granos producidos a nivel global. El desafío entonces es incorporar cultivos nuevos o tradicionales en la producción de granos con el objetivo de proporcionar a la población mundial una mayor diversidad de semillas con contenidos de micronutrientes mayores.

Estos tres aspectos que he mencionado son algunos ejemplos de lo que podría considerarse a la hora de implementar intervenciones, políticas de seguridad y calidad alimentaria. Si bien la revolución verde ayudó a resolver un gran problema de eficiencia en la producción, no estuvo libre de consecuencias… algunas insospechadas. ¿Acaso estos desafíos post revolución verde se suman a los nuevos desafíos que nos imponen los efectos del cambio climático como parte del efecto global que afecta a nuestro planeta?



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