El lobo gigante y el potencial de la genómica para explorar estrategias de conservación
abril 11, 2025
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“No se trata sólo de traer una especie de vuelta, sino de entender si esas características tienen sentido en el ambiente actual”, sostuvo la Dra. Juliana Vianna
Un equipo de investigadores de Colossal Biosciences logró replicar algunas características del extinto lobo gigante (Aenocyon dirus) mediante modificaciones genéticas realizadas en su pariente más cercano: el lobo gris.
Aunque no se trata de una “resurrección” completa, el experimento de la empresa estadounidense marcó un hito en el uso de la tecnología genómica para estudiar especies extintas y explorar nuevas estrategias de conservación.
Así, las y los investigadores
identificaron fragmentos de ADN del lobo gigante, una especie que habitó
América del Norte entre 2,5 millones y 600 mil años atrás. Debido a su
antigüedad, el ADN disponible estaba altamente degradado y fragmentado, lo que
impide obtener un genoma completo.
Sin embargo, gracias a tecnologías de edición genética como CRISPR, las y los científicos realizaron 20 alteraciones en 14 genes específicos del lobo gris, con el objetivo de replicar características físicas del lobo extinto, como el color del pelaje o la forma del cráneo.
Sobre las posibilidades de “revivir” una especie extinta, la profesora de la Facultad de Ciencias Biológicas UC, investigadora en genómica evolutiva y coordinadora nacional del proyecto 1000 Genomas, Juliana Vianna, detalló que el experimento no implica una desextinción total: “No se trata sólo de traer una especie de vuelta, sino de entender si esas características tienen sentido en el ambiente actual”.
La académica de la Pontificia Universidad Católica enfatizó además en que muchas extinciones ocurren por cambios en el clima o la aparición de nuevos patógenos, y que cualquier intento de replicar características antiguas debe considerar la adaptabilidad de esas especies al presente.
Dra. Juliana Vianna
Miguel Allende, docente del Departamento de Biología de la Facultad de Ciencias de la Universidad de Chile y director del Instituto Milenio Centro de Regulación del Genoma (CRG), señaló que “en teoría, sí es posible traer de vuelta una especie extinta si se recupera su genoma completo y se introduce en una célula compatible de un organismo vivo”.
No obstante, destacó que en la práctica esto es altamente complejo, por ello, lo que se logró fue una recuperación parcial de ciertos rasgos del lobo gigante.
¿Esta técnica puede aplicar a especies chilenas en peligro?
Una de las proyecciones más relevantes de este tipo de tecnologías es su aplicación en la prevención de extinciones. Según la profesora Juliana Vianna el proyecto 1000 Genomas busca secuenciar el ADN de especies chilenas vivas, muchas de ellas endémicas y amenazadas.
“Tener esa información genética es crucial para desarrollar estrategias de conservación e incluso adaptaciones genéticas que puedan ayudarlas a resistir amenazas como las enfermedades emergentes o el cambio climático”.
La Dra. Juliana Vianna explicó que el proyecto 1000 Genomas busca secuenciar el ADN de especies chilenas vivas, muchas de ellas endémicas y amenazadas: “Tener esa información genética es crucial para desarrollar estrategias de conservación”
¿Hay limitaciones?
La posibilidad de aplicar estas tecnologías depende de varios factores: la calidad del material genético disponible, la existencia de especies emparentadas que puedan actuar como receptores del ADN modificado y el conocimiento detallado de los genes responsables de características específicas.
Mientras más reciente sea la extinción de una especie, mayor es la probabilidad de éxito en su estudio y eventual intervención genética. Por el contrario, especies extintas hace millones de años, como los dinosaurios, presentan desafíos insalvables.
El director del Instituto Milenio CRG, quien considera que la palabra “desextinción” puede ser exagerada, pero útil para describir avances científicos con potencial para evitar futuras pérdidas de biodiversidad, explicó que “no tenemos genomas completos ni organismos vivos lo suficientemente cercanos para usarlos como base”.
Gestión de prensa: Milena Murillo – Periodista Instituto Milenio Centro de Regulación del Genoma y proyecto 1000 Genomas