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¿Es el horario de invierno el más óptimo para nuestra salud?

marzo 28, 2022


photo_camera Imagen referencial sobre cambio de horario de invierno; Agencia uno

Este próximo sábado 2 de abril de 2022, se atrasa como cada año la hora. En Chile, la primera vez que se decretó el cambio de horario fue en 1968, durante la presidencia de Eduardo Frei Montalva, quien decidió implantar el huso horario de UTC-4 a UTC-3 (horario de verano) para afrontar la severa sequía de aquel año (idea por cierto de Edinson Román, un ingeniero de Chilectra).

Pese a que la medida iba a ser temporal, se repitió en los años sucesivos con ciertas modificaciones. Por ejemplo, en el año 2017 la presidenta de ese entonces, Michelle Bachelet, decretó que se mantenga el horario de verano para la Región de Magallanes y la Antártica Chilena para así tener días con más luz natural. Este año, autoridades locales de la Región de Aysén, han realizado una campaña para que también se añada a la Región de Aysén, que aún mantiene el horario UTC-3.

¿Pero qué implicancia hay en la salud modificar el horario dos veces al año? El Dr. Luis Larrondo, académico de la Facultad de Ciencias Biológicas de la Pontificia Universidad Católica de Chile y director del Instituto Milenio de Biología Integrativa iBio, comentó en una entrevista a Meganoticias, las repercusiones biológicas que trae consigo la modificación del horario.

El Dr. Larrondo, conocido por su trabajo con el modelo biológico hongo (Botrytis cinerea) para entender los procesos moleculares esenciales del ciclo circadiano presente en todos los organismos vivos, y que está a cargo de la sincronización de nuestros cuerpos con el ciclo de día-noche, señaló al respecto que, pese a lo que se piensa, “ahora volveremos a un horario más optimo: el horario de invierno”.

Este próximo sábado, los relojes se deberán atrasar en 60 minutos. Por ejemplo, si son las 00:00 horas, tendrás que cambiarlo a las 23:00 horas.

Créditos fotografía: En el año 2017 se decretó que se mantenga el horario de verano para la Región de Magallanes y la Antártica Chilena; Agencia UNO

“Nosotros debiésemos tratar de despertarnos y comenzar nuestras actividades cuando salga el sol. A nuestro cuerpo no nos hace bien despertarnos sin luz”, mencionó el investigador del Departamento de Genética Molecular y Microbiología.

“El horario al que nos estamos moviendo (invierno), es lo que denominamos el horario estándar para la ubicación geográfica en la que estamos (…) esta luz en la mañana le manda señales a una localidad de nuestro cerebro, el núcleo supraquiasmático (NSQ), para decirle a nuestro cuerpo que debe funcionar cuando sale el sol. Es esa señal la que nos hace bien anímicamente”, agregó.

El NSQ es el principal reloj biológico de los mamíferos y sincroniza la actividad de la glándula pineal al ciclo luz-oscuridad a través de una vía polisináptica. El efecto de asa de retroalimentación neuroendocrina se lleva a cabo por la melatonina.

¿Qué son los ritmos circadianos?

“Son maquinarias moleculares que les permiten a los organismos optimizar su funcionamiento adaptándose a los constantes cambios de día y noche, día tras día”, responde. “Son los responsables que queramos dormir de noche y despertar en las mañanas. Y, aunque uno pueda enojarse porque su ‘reloj circadiano’ lo despertó temprano un día feriado, tenemos que agradecerles porque ayudan a que nuestro cuerpo coordine una serie de procesos de forma ordenada a lo largo de 24 horas, cada día”, destacó el investigador.

Consultado sobre qué hacer para prevenir los efectos del nuevo cambio de hora, el académico entrega dos recomendaciones claves para tener en cuenta, sobre todo en las primeras jornadas:

“No hay que exponerse a luces artificiales cuando uno se va a dormir, eso retarda el comienzo de la inducción del sueño por lo que hay que evitar el uso de pantallas digitales al acostarse durante la noche, para no retrasar la capacidad de conciliar el sueño, y a la mañana siguiente no amanezcamos cansados”, señaló.



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