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Tejedoras en medio del océano: la investigación del profesor Darko Cotoras sobre la diversidad de arañas en islas remotas

octubre 22, 2024


photo_camera El académico UC comenzó a trabajar con arañas debido a su gran interés en islas. Hoy cuenta con más de 35 publicaciones sobre estudios de procesos evolutivos que crean la biodiversidad en diferentes escalas de la complejidad biológica, particularmente en ecosistemas insulares. Créditos fotográficos: Sebastian Pakarati

“Las arañas poetas. ¿En vez de tejer telas, tejen poemas”, se preguntan grandes escritores como Ítalo Calvino, García Lorca, Aurora Venturini e incluso la chilena Gabriela Mistral.  Las arañas, tan fascinantes por su diversidad, han colonizado prácticamente todos los ambientes terrestres, incluso islas remotas donde han evolucionado formas de vida únicas.

Estas criaturas de seis u ocho ojos, de todos los tamaños, habitantes del desierto y humedales, se pueden deslizar fácilmente en hilos de sedas muy largas y fibrosas que ellas mismas generan de sus glándulas localizadas dentro del abdomen. Caminan rápido, y a veces lento. Se esconden del ojo humano y también pueden atacar a sus propios depredadores. Para algunas personas, estas características las hacen ser las criaturas más temibles del planeta Tierra. Para otros: son las especies más fascinantes. No por nada en Facebook hay un grupo titulado “Arañas en Chile”, con una comunidad que supera las 77 mil personas. Uno de ellos es el profesor Darko Cotoras, investigador de la Facultad de Ciencias Biológicas de la Pontificia Universidad Católica de Chile.

El profesor Cotoras comenzó a trabajar con arañas debido a su interés en islas. “Al postular al doctorado estaba buscando hacer mi tesis en algún grupo de organismos que se haya diversificado morfológicamente dada una condición de aislamiento. En el proceso contacté profesores trabajando con diversos animales. La línea de investigación en arañas Hawaiianas de quién se convertiría en mi tutora, Rosemary Gillespie, era la que de mejor manera se acercaba a lo que quería hacer”.

Parte de la investigación del académico UC también incluye estudios en islas oceánicas de Chile, como lo son las Islas Desventuradas y el Archipiélago Juan Fernández. Créditos fotográficos: D. Cotoras

Así comenzó a trabajar con estos enigmáticos organismos, aprender más y generar nuevas preguntas. “Las arañas definitivamente tienen un lugar en mi corazón”, dice sin tapujos. Hoy el profesor UC cuenta con más de 35 publicaciones sobre estudios de procesos evolutivos que crean la biodiversidad en diferentes escalas de la complejidad biológica, particularmente en ecosistemas insulares. Buscando entender más sobre la evolución de estos organismos, el profesor ha hecho trabajo de campo en distintos lugares. Esto lo ha llevado a muestrear en archipiélagos volcánicos como Hawaiʻi, Polinesia Francesa, Archipiélago de Juan Fernández, entre otros; y en territorios de continentes Gondwánicos, como lo son Sudamérica y Australia.

Para el profesor este tipo de investigación es sumamente importante por diversas razones. “La primera es que estudios en biodiversidad nos permiten conocer el mundo natural que nos rodea. Ello responde a necesidades básicas del ser humano como el espíritu de exploración, o su expresión más formal que es la investigación científica”. La segunda tiene relación con la esencia de la ciencia básica: “entregar conocimientos que, como sociedad, podemos ocupar en un sin fin de situaciones, muchas veces difíciles de predecir en un primer momento. Ellas pueden estar asociadas a una potencial explotación industrial, aplicaciones biotecnológicas o consideraciones de salud pública”.

En el contexto del cambio climático, tomar acciones de conservación y protección del patrimonio biológico es fundamental. “La extinción de especies causadas por nuestro modelo de desarrollo económico es equivalente a remover a ciegas las piezas de un automóvil en movimiento”. En Chile, las arañas más populares son la araña de rincón y la araña del trigo. Por su importancia médica, las personas, ministerios y entidades de salud, les prestan mucha más atención. Sin embargo, la diversidad del territorio nacional incluye muchísimas especies por describir y con comportamientos desconocidos.

Rapa Nui

Rapa Nui tiene una aracnofauna principalmente compuesta por especies introducidas. De hecho, formalmente solo se ha descrito una especie de araña como endémica (Tetragnatha paschae), la cual es de un tamaño particularmente grande para ese género. Gran parte de todas las especies animales y vegetales presentes en las islas de Polinesia tiene su origen evolutivo en el sudeste asiático. Desde esa región se expandieron hacia el oriente colonizando isla tras isla. “Esto tiene algunas excepciones, pero es un patrón bastante general”, dice.

Gracias a estudios genéticos en especímenes colectados en terreno y de museo, el profesor Cotoras puedo evidenciar que la especie de araña endémica de Rapa Nui posee mayores similitudes genéticas con especies de la región Asia Pacífico, lo cual sugiere un origen evolutivo desde esa zona. El investigador UC, quien ha visitado varias veces Rapa Nui, también comenta sobre el impacto de la actividad humana y de las especies introducidas. “La historia de ocupación humana de Rapa Nui ha tenido un fuerte efecto en la isla. Ella ha modificado radicalmente su ecosistema y, a su vez, generado posiblemente innumerables extinciones. La desaparición de casi la totalidad de la aracnofauna nativa ha facilitado el establecimiento de especies que accidentalmente hayan podido ser introducidas. Estas introducciones ocurren asociadas al movimiento de productos y personas”.

Tanto Motu Motiro Hiva (Salas y Gómez) como los motus (islotes) de Rapa Nui tienen la posibilidad de actuar como, posible “islas de refugio”, respecto a lo que ocurre en la isla principal (Rapa Nui). Así, podrían proteger de los efectos antrópicos que ocurren en la isla principal a las especies que habitan en ellos.

“En Motu Motiro Hiva, por ejemplo, describimos una especie de araña que solamente se encuentra en ese islote. No podemos saber si esta especie colonizó directamente Motu Motiro Hiva y nunca estuvo en Rapa Nui, o bien se extinguió en Rapa Nui y solo sobrevivió en el islote”, añade. Independiente de estos dos escenarios, hoy la Ariadna motumotirohiva o araña tubito de Motu Motiro Hiva, solo existe en una pequeña isla en el Pacífico: isla que representa todo el mundo para esta especie.

“Este extremo endemismo insular es compartido por muchas especies en Polinesia; una condición que lleva a la evolución de lo único, pero a su vez trae consigo un alto riesgo de extinción. Por lo tanto, a fin de conservar estas ramas únicas del árbol de la vida, es esencial proteger la tierra que las vio nacer”.

Desconocimiento de la aracnofauna en el país

Pese a este gran interés y esfuerzo científico, hay un gran desconocimiento de la aracnofauna de Chile, lo cual se puede explicar por varios factores. A pesar de que Chile ha tenido grandes naturalistas como Guillermo Mann, Patricio Sánchez, Luis Peña, entre muchos otros; y varios de ellos han llegado a formar cierta escuela, comparativamente a otros países es un fenómeno más bien aislado. 

“En primer lugar, nuestro país a diferencia del resto de Latinoamérica, no tiene una tradición tan fuerte en estudios naturalistas. Ello se ve reflejado en diversas dimensiones tales como el reducido número de profesionales trabajando en taxonomía; el bajo nivel de apoyo económico y valoración académica que se le da a la historia natural, o la poca frecuencia de tener cursos de campo en los currículos universitarios”, enfatiza el académico.  

“Por otro lado, Chile se encuentra geográficamente muy alejado del norte global, lo que históricamente ha limitado la llegada de científicas y científicos extranjeros, lo que podría haber desacelerado el estudio de nuestra fauna y facilitando la formación de científicos nacionales”. 

Un tercer factor tiene que ver con las políticas de financiamiento de la ciencia y su validación académica. “Si bien, esto es un fenómeno a nivel global, por los factores anteriores pareciera ser que al país le afecta más. El interés de valorar el trabajo científico sobre la base de número de citas y factor de impacto es, en gran medida, incompatible en cómo se genera el conocimiento asociado al descubrimiento de biodiversidad. El tiempo de formación que requiere convertirse especialista en un grupo, las complicaciones logísticas y administrativas asociadas a ir a terreno, las coordinaciones requeridas para revisar colecciones de museos, entre otros factores, hacen que este tipo de ciencia sea de lenta producción y de difusión no masiva. Por ello es poco competitiva en, comillas, el mercado de las publicaciones”.

Todo lo anterior demuestra como ciertos aspectos del sistema académico actual terminan resultando en un freno para el avance del conocimiento de la biodiversidad. 

Actualmente, el profesor se encuentra colaborando con Tahira Edmunds en el proyecto “Estudio bio-socioambiental de los humedales de Rapa Nui” (CONADI – CONAF Rapa Nui). Como parte de las actividades de difusión realizaron una salida a terreno y charla con estudiantes del colegio Hermano Eugenio Eyraud. La actividad consistió en hacer un muestreo de insectos con distintos métodos en la ladera del volcán Rano Kau. Esto permitió que vieran una parte de la biodiversidad que usualmente pasa desapercibida. 

Para el académico UC, es fundamental sociabilizar el conocimiento.



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