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Un homenaje a Katia

marzo 31, 2025


photo_camera "Katia está entre las profesoras más queridas y respetadas de nuestra facultad. Por su laboratorio pasamos decenas de estudiantes, quienes hicimos las tesis de pregrado o doctorado, pero no sólo porque nos enseñó a reconocer el cuerpo estriado o disectar el lecho de la estría terminal, sino porque nos enseñó a trabajar con rigurosidad y con humildad".

“Hoy viernes es un día triste porque despedimos a Katia Gysling, la Katia. Sin embargo, celebramos su vida, su legado y sus enseñanzas. Podríamos estar el día entero recordando sus logros, méritos y hazañas.

Quiero, representando a la Facultad de Ciencias Biológicas de la Pontificia Universidad Católica de Chile -su segundo hogar por más de 40 años-, hacer un homenaje a la persona.

Katia está entre las profesoras más queridas y respetadas de nuestra facultad. Por su laboratorio pasamos decenas de estudiantes, quienes hicimos las tesis de pregrado o doctorado, pero no sólo porque nos enseñó a reconocer el cuerpo estriado o disectar el lecho de la estría terminal, sino porque nos enseñó a trabajar con rigurosidad y con humildad, nos enseñó a ser libres en nuestro empeño y a no dejarnos avasallar por las fechas límite, las exigencias curriculares o los índices. Ella nunca lo hizo, respetó los tiempos que requiere la ciencia y el tiempo que requiere el aprendizaje de quienes abren sus ojos al quehacer experimental.

Katia era maravillosa dando clases, obtuvo el premio a la mejor docente en 2009. Su cátedra más querida fue Farmacología Molecular, la que impartió durante toda su vida como profesora en la facultad, pero hizo muchísimos otros cursos. A sus clases asistimos cientos de estudiantes, me atrevería a decir miles, impregnándonos de esa alegría y pasión que le brotaba al hablarnos de como el pomelo o la yerba de san juan pueden modificar la permanencia de un fármaco en el organismo o de los péptidos neuroactivos, otra de sus grandes pasiones. Quienes estuvimos a su lado, conocimos el CCK, el CRF, la urocortina y la irisina, y tantos otros péptidos fundamentales de nuestros cerebros.

“En la UC le debemos a Katia, y otras académicas, la lucha contra la discriminación e injusticia hacia las mujeres. Esta pelea llevó a cambios institucionales y ella fue una de las primeras de este grupo en ser profesora titular”. Foto: Dirección de Comunicaciones

A Katia le debemos como sociedad su pelea por terminar con la estigmatización de quienes sufren enfermedades neuropsiquiátricas. Esta lucha la dio en el salón de clases, en el laboratorio, en charlas a colegios, entrevistas en radios, diarios y televisión. En los últimos años junto a Francisca Cornejo y Georgina Renard de la Fundación ACEN ese empeño se plasmó en el libro “Crónicas de la mente”, una visión íntima que nos acerca a la realidad de las personas que padecen enfermedades mentales y sus familias.

Le debemos su trabajo para comprender como el estrés, el inevitable estrés, hace sucumbir el empeño por dejar las drogas adictivas. Katia dirigió el núcleo milenio «Estrés y adicción: desde las moléculas hasta la conducta», proyecto no sólo dedicado a la ciencia, sino que también a la enseñanza y divulgación. Trajo connotados científicos a Chile a dar conferencias y compartir sus conocimientos con estudiantes, profesores, clínicos y políticos. Al alero de esta iniciativa se formaron decenas de profesionales y científicos que mantienen su legado, lazos de amistad y colaboración en toda Latinoamericana y el mundo.

Katia luchó para que el alcohol se considere como lo que es una droga adictiva y se acercó a los políticos y tomadores de decisiones para evitar la propaganda en lugares públicos como el metro. A través del Diplomado de bases científicas de la drogadicción se acercó a quienes trabajan con infractores de ley para conocer su realidad y entregar conocimiento útil que les permitiera hacer mejor su trabajo.

“Fue una incansable profesora de la UC, ocupando cargos como directora de la carrera de Bioquímica y jefa del Departamento de Biología Celular y Molecular, entre otras muchas responsabilidades. Ayudó, escuchó, abrazó y seco lágrimas, además de alentar a todos a perseguir sus sueños, a derribar temores y a trabajar duro”. Foto: Facultad de Ciencias Biológicas UC

En la UC le debemos a Katia, y a otras académicas, la lucha contra la discriminación e injusticia hacia las mujeres. Esta pelea llevó a cambios institucionales y ella fue una de las primeras de este grupo en ser profesora titular, un muy merecido y tardío reconocimiento. Pero no solo luchó por las docente, sino que también por las mujeres del estamento administrativo para que se les permitiera jubilar a los 65 años y no obligarlas a hacerlo a los 60.

Finalizo destacando a la Katia generosa, siempre dispuesta a ayudar al otro, siempre presente con su alegría y optimismo. Fue una incansable profesora de la UC, ocupando cargos como directora de la carrera de Bioquímica y jefa del Departamento de Biología Celular y Molecular, entre otras muchas responsabilidades. Ayudó, escuchó, abrazó y secó lágrimas, además de alentar a todos a perseguir sus sueños, a derribar temores y a trabajar duro.

Quienes hicimos un camino a su lado fuimos privilegiados. Su ejemplo, alegría y optimismo nos acompañarán siempre”, concluye en sus palabras la Dra. María Estela Andrés, académica de la Facultad de Ciencias Biológicas UC.



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