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Biólogos de la FCB descubren dos nuevas especies de anfibios

marzo 30, 2020


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Tras años de investigación en el Norte de Santander, Aldemar Acevedo y Orlando Armesto del Laboratorio de Biología Evolutiva junto al profesor e investigador Eduardo Palma, identificaron dos nuevas especies en los bosques húmedos tropicales ubicados en las partes bajas del Parque Nacional Natural Tamá, en la Región Andina de Colombia.

Este importante descubrimiento ha provocado que el número de especies de anfibios para Colombia ascienda a 841 especies, y se posicione, por detrás de Brasil, en la lista de uno de los países con mayor biodiversidad.

El proceso de análisis para constatar que las especies no habían sido descubiertas, requirió de la revisión y comparación de los ejemplares en colecciones biológicas del Instituto de Ciencias Naturales de la Universidad Nacional de Colombia y el Museo de Historia Natural José Celestino Mutis de la Universidad de Pamplona.

Tras comprobar el hallazgo, se elaboró un manuscrito siguiendo las normas y pautas estándares para la descripción de nuevas especies. El hallazgo fue validado por la revista internacional Zootaxa.

En el artículo publicado en la revista Zootaxa, se resalta la biodiversidad y los ecosistemas de Norte de Santander que permiten la aparición de estos anfibios.

Cortesía de Aldemar Acevedo

Las especies fueron nombradas como Pristimantis ardilae, en honor a la herpetóloga colombiana María Cristina Ardila-Robayo, quien realizó significativos aportes a la herpetológica colombiana. La segunda recibió el nombre de Pristimantis bowara, cuyo nombre significa selva o bosque en la lengua de la comunidad indígena U’wa.

Adaptar las duras lecciones del coronavirus a la crisis de biodiversidad

El Coronavirus nos ha obligado a reconsiderar la biodiversidad. La naturaleza y nuestros sistemas económicos están inextricablemente entrelazados. Nuestro sistema alimentario global, por ejemplo, es vulnerable a la pérdida de biodiversidad: si desaparecen los polinizadores, entonces también el 35% de nuestros cultivos globales. Con un millón de especies en riesgo de extinción, debemos reforzar los ecosistemas naturales como una red de contención planetaria para la humanidad.

¿Por qué es tan importante este descubrimiento?

“El descubrimiento de nuevas especies implica conocer mejor la biodiversidad de una región y el potencial biológico en termino de las interacciones ecológicas presentes en las comunidades naturales. A su vez nos permite reconstruir de una manera más robusta la historia evolutiva de los grupos de interés. En esta nueva publicación describimos dos nuevas especies de anfibios neotropicales que habitan en una zona remota de los Andes de Colombia en una región escasamente estudiada y la cual por décadas ha sido impactada por conflictos armados…

Por lo cual, nuestra investigación nos permite, primero conocer la diversidad de un área muy poco estudiada pero que alberga información valiosa en términos de diversidad biológica, con la oportunidad de generar planes de conservación adecuados para preservar los recursos naturales y la viabilidad a futuro de las comunidades naturales. Segundo, generar información valiosa para comprender los patrones evolutivos de los anfibios andinos y sus eventos de diversificación”, nos cuenta Aldemar.

¿Qué lección nos da el coronavirus en torno a la crisis de la biodiversidad?

“El Coronavirus ha colocado en primera plana como las acciones humanas particulares afectan los entornos naturales, y esto se traduce en eventos que pueden tener implicaciones globales negativas. Se presume que el virus tuvo un origen zoonótico, esto quiere decir que pasó de un animal a un ser humano; y en el contexto del coronavirus todo apunta que su origen pudo deberse por el contacto con murciélagos y con un posible huésped intermedio como el pangolin, un animal altamente amenazado por su trafico ilegal para el consumo de su carne y como uso medicinal. 

No obstante, esto no quiere decir que los murciélagos y otros animales silvestres sean los responsables de las transmisiones, el problema radica cuando los ecosistemas son alterados y muchas de estas especies son extraídas de sus hábitats naturales.

Esta emergencia global genera evidencias claras sobre la necesidad de tomar acciones claves para preservar los ecosistemas naturales, frenar la deforestación de los bosques y generar políticas internacionales adecuadas y efectivas sobre el trafico, uso, comercialización y consumo de especies silvestres. Hemos sido testigos de lo vulnerables que somos ante la propagación de nuevas enfermedades, donde los únicos culpables somos nosotros mismo gracias a las actividades de sobreexplotación y hábitos adversos que mantenemos hacia los recursos naturales”, finaliza.



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