Junto a Maturana y Varela: profesor Bozinovic destaca en fachada del GAM
diciembre 7, 2021
El Centro Cultural Gabriela Mistral (GAM) se construyó durante el Gobierno de Salvador Allende Gossens entre 1971 y 1972; junto a artistas, arquitectos y trabajadores de la construcción, el edificio no solo se convertiría en un símbolo del gobierno de la Unidad Popular (UP), sino que también en un referente latinoamericano de modernidad arquitectónica-constructivista (…) De ser sede de la UNCTAD III, pasó a convertirse en el Edificio Diego Portales durante la Dictadura Militar hasta 1990; finalmente en el año 2010 se rebautiza como centro cultural, en honor a la poeta y premio nobel Gabriela Mistral.
Cúspide de las artes escénicas y bienes culturales, el edificio histórico de la principal avenida de Santiago, se ha convertido en un museo a cielo abierto que, desde el 18 de octubre de 2019, ha registrado diferentes expresiones artísticas propias de la sociedad civil, tales como: “Chile despertó”, “No son 30 pesos, son 30 años”, “Pikachu”, y el “Negro Matapacos”, entre otros. Las obras han quedado ahí plasmadas por autorización del directorio del centro ya que rescata expresiones urbanas”. ¿Por qué?
“Me atrevería a señalar que las protestas o manifestaciones realizadas hace al menos dos décadas han recurrido a expresiones artísticas o estéticas. Pienso que estas manifestaciones se han inspirado, en parte, en experiencias del arte crítico chileno de los años 70’ y 80’, que intervinieron el espacio público para impugnar el poder y socializar la demandas por justicia social”, señala el Historiador del Arte, Juan Eduardo Zúñiga.
“Por otra parte, se ha diversificado la naturaleza de las marchas o protestas, y tanto las que se abocan a la educación, a las diversidades sexuales, a la mujer u otras causas, emplean distintos recursos visuales para interpelar al poder, la ciudadanía y a los medios. Además, son justamente esos recursos visuales los que vuelven memorables algunas marchas y permiten su ingreso y circulación en el espacio digital, e incluso su reflexión en el ámbito académico”.
La ciencia se toma los espacios públicos
A la fecha, el GAM mantiene sus
puertas abiertas a decenas de artistas y transeúntes. El objetivo es continuar
con las intervenciones artísticas en su explanada principal: casi como un
recuerdo del pasado y una advertencia al futuro; con un espíritu trasgresor,
alternativo y multicultural.
Las personas han dado riendas sueltas a la imaginación, lo que ha permitido que se repliquen imágenes de figuras públicas. Hoy, la explanada principal (la cual ha ido variando por el acontecer social), vislumbra por primera vez el rostro a gran escala de un científico: el biólogo Humberto Maturana. Junto a él, también aparece el rostro del filósofo y también biólogo, Francisco Varela; y junto a la frase “¿Qué comenzó cuando se originaron los seres vivos?”, aparece el académico de la Facultad de Ciencias Biológicas, Francisco Bozinovic.
¿Cómo se explica ver, por ejemplo, en fachadas como el GAM, a científicas y científicos tomándose espacios públicos? Actores de la sociedad civil y de un bajo perfil que no solían verse tan concurridamente en las calles (…)
“La densidad histórica y la ubicación céntrica del GAM lo vuelve una zona de inscripción privilegiada. Si en su interior, el poder político determina la oferta cultural de la institución, en su exterior la ciudadanía define, graba y comunica en sus muros cuáles son sus referentes culturales. Sus murallas se vuelven vitrinas que dan cuenta de una definición más ampliada e integral del tejido cultural. En ese sentido, comparten espacio escritoras, filósofos, artistas y científicos chilenos y extranjeros cuyas aportaciones o perspectivas sobre, por ejemplo, la igualdad social o el respeto al medioambiente los hacen tremendamente vigentes para el momento histórico que atraviesa el país”, señala el también Magíster en Historia del Arte, Juan Eduardo.
¿Pero quién es Francisco Bozinovic?
“Fue un shock, de verdad… cuando
me contaron que estaba en el GAM, pensé que era una broma”, son las palabras
del profesor Bozinovic, al referirse a la intervención que le alude.
Nacido en Punta Arenas en 1959,
el profesor del Departamento de Ecología, es nieto de inmigrantes
serbio-croatas (ex yugoslavos), e hijo de padre chileno y madre argentina. En
1980, ingresó a la Licenciatura de Ciencias con mención en Biología de la
Universidad de Chile, interesándose por entonces en estudiar los múltiples
aspectos teóricos y experimentales de la biología animal comparativa y las
complejidades de la diversidad biológica en todos sus niveles de organización.
Es autor y co-autor de más de 300
artículos científicos como obras de literatura, entre los que se encuentra el
primer libro de su especialidad escrita en español: “Fisiología Ecológica y
Evolutiva, Teoría y Casos de Estudio en Animales”. A estos títulos, también se
suma su trabajo en el campo de la divulgación científica, especialmente
dedicado a la alfabetización de la ciencia en públicos infantiles y
adolescentes con libros como “Ecopreguntas para niños curiosos” y
“Biodiversidad para jóvenes diversos”.
Además de su vasta producción científica, el Profesor Bozinovic ha formado a incontables generaciones de ecólogos, biólogos comparativos y ecofisiólogos evolutivos, haciendo una verdadera escuela en el área de la biología integrativa. De hecho, los 30 magísteres y doctorados formados directamente bajo el alero del investigador han generado a su vez a otros 40 investigadores, y éstos últimos a otros 10 “bisnietos académicos”, como él mismo le gusta llamarles, y de los cuales está muy orgulloso.
Asimismo, el biólogo integrativo, quien obtuvo el Premio Nacional de Ciencias Naturales el año 2020, ha sido un promotor activo de una ciencia y sociedades más inclusivas y conscientes de la diversidad de funciones presentes, tanto en la naturaleza, como en nuestras comunidades humanas. Es en esta línea que impulsó y gestionó la creación del Centro Multidisciplinario UC Síndrome de Down, del que hoy es subdirector.
¿Qué opina de la intervención?
“Siendo sincero: no me gusta ver
tan rayado al GAM pero esta gigantografía de quien fue mi profesor, Humberto
Maturana, me pareció que está muy conectada con la sociedad. Lo que no
entiendo… ¡es que hago yo ahí!”, alude entre risas el académico.
“¿Quién creo que pudo haber intervenido?
No tengo idea… fue un shock, la verdad. Imagínate que tanto Maturana como
Varela, fueron profesores
míos… estar con ellos es impresionante, me da vergüenza pues ellos son dos monstruos de la
ciencia reconocidos nivel mundial y son un orgullo para el país…”, añade.
Para expertos en esta materia,
muchas de esas intervenciones no buscan instalarse en el ámbito de lo artístico
sino más bien ampliar o tomar distancia de esa noción.
“Creo que justamente las
expresiones realizadas en torno a espacios expositivos y culturales buscan
desbaratar una matriz artística elitista o especializada (es el caso de las
esculturas o monumentos del espacio público). Su dimensión patrimonial o
histórica no es reconocida por las actuales generaciones. La revisión de los
relatos y de la actuación de figuras del poder, ha enjuiciado a muchos
colonialistas, esclavistas o represores, a nivel nacional e internacional. Su
desvalorización histórica guarda relación con el proceso de
despatrimonialización que actualmente padecen esos personajes. Tanto el arte
como el patrimonio son realidades dinámicas, volubles”, acota el historiador
Juan Eduardo Zuñiga.
Profesor Francisco: ¿cree que puede ser un referente para las nuevas generaciones?
“Uf… no lo sé. Me encantaría que las cosas buenas que hago puedan inspirar, no sé si tanto las cosas malas, espero que no”, añade entre risas. “Creo que sería bonito inspirar a las nuevas generaciones, pero habría que preguntarles a ellos. Por el momento, y aunque insisto que me da pudor, debo admitir que la intervención me hace feliz y me emociona… sin embargo al ver el mural a veces me siento como ‘pollo en corral ajeno'”, finaliza esta entrevista.